17 de junio de 2010

LA PREVO, FORMADORA DE HERMOSILLENSES.

“Por Allá en la Prevo”
 
Tomado del Portal CONTACTOX de Claudio Escobosa Serrano
Pagina WEB: http://www.contactox.net
 
Por Fernando Andrade Domínguez   


         Por más que pedí el favor, por más que rogué, mis peticiones no fueron escuchadas, no tuve el poder de convencimiento para penetrar hasta las fibras más íntimas de mi maestra de cálculo mercantil: severa, digna, hosca, grave y reposada  permanecía con la vista fija en el registro de calificaciones que tenia sobre el escritorio del salón de tercero de la Prevo, lado oriente con vista a la calle Yánez.
         Irremediablemente troné en esa materia y eso me costó que no obtuviera mi certificado de enseñanza secundaria; la señora Profesora Rosario Paliza de Carpio, “la Chalina” como le conocíamos y que no se tome en sentido peyorativo, me reprobó nada más por el hecho de que en ese día de invierno, prendimos una luz de bengala dentro del salón y como estaba todo encerrado, pues imagínense, todo se lleno de humo y aun cuando fuimos tres los responsables, a mí se me señaló como el autor de esa indisciplina y  se me declaró culpable absoluto.
         Esa travesura, que no fue más que una travesura, me resultó muy cara, fue el pretexto para dejar de estudiar, de alguna manera me sentí frustrado para poder   seguir una carrera; pusilánime y cobarde, decliné en mis deseos secretos de llegar a  ser un Médico.

 La Prevo en Hermosillo, Sonora

          ¡Soy un afortunado!, pertenezco a una generación que vivió el esplendor de  las bellas y hermosas vivencias que hoy desafortunadamente son sólo bellísimos recuerdos.
         Jamás olvidaré y creo firmemente que tampoco, mis amigos y amigas de los años cincuenta, el vetusto y señorial edificio de la Escuela Enseñanzas Especiales # 26 de la Serdán y Yáñez, regio, enorme, aristocrático, con el toque mágico de la belleza que da la bondad con que fueron realizados.
         Una entrada de dos peldaños anchos, de granito, un descanso y cuatro escalones más para ingresar al majestuoso corredor, rodeando un jardín interior a desnivel al que se penetraba por los cuatro puntos cardinales mediante escalinatas con apoyo de pasarelas de fierro forjado, ingresando a sombreado lugar que proporcionaban cuatro gigantescos Laureles de la India, (yucatecos) cargados de una legitima historia ya que fueron de los primeros que se trajeron desde el lejano Estado de Yucatán y que se aclimataron rápidamente a nuestro clima desértico.
Me parece que de pronto estoy en ese lugar...       
         Ya lo pasado, pasado, a lo que voy es al hecho de que de todas maneras tuve derecho a participar en los Festivales de Fin de Cursos; eso si nadie me lo evitó, con mucho entusiasmo tome parte activa; primero: como miembro de la banda de guerra de la escuela, dirigida por el cabo Alfonso Laus Zazueta en los honores a la bandera,  portando orgulloso el uniforme oficial de bandero: bota conscripta de color negro, pantalón y camisa de kaki, corbata y cuartelera del mismo material y en cada brazo desde los hombros a los codos, orgullosos lucíamos los “golpes”, (parches con borlas de color rojo) que nos hacían sentirnos la ultima coca cola del desierto.
         Toda esta celebración se llevaba a cabo en la cancha deportiva del vetusto edificio de la calle Serdán, viejo pero fuerte, de puro cemento y que todavía estuviera en uso si no hubiese sido víctima de la piqueta del progreso… ($)
         Como siempre, un recuerdo a mis compañeros de la Banda de Guerra de la Escuela Enseñanzas Especiales # 26, la popular Prevo, durante más de tres años en que la mayoría nos sostuvimos, algunos se salieron o ya no continuaron en la escuela pero la mayoría, repito, nos sostuvimos:
         Ing. Luis Fonseca (corneta), Dr. Luis Castillo Carrillo (caja), Roberto “Negro” Félix Sáenz (caja), José “Chesito” Córdova Tánori (corneta),  Fernando Andrade D. (caja), Alfonso Cota Gallardo (caja), José María “Güero” Cota Gallardo (caja), Jesús ”Güero” Rendón Icedo (corneta), Ramón Rendón Icedo (corneta) –(de lo mejor, tan bueno como el Cabo Alfonso Laus Zazueta)-; Jesús Icedo (caja), Antonio “Tonche” Ríos (caja) Jesús “Gori” Echave (corneta), Lic. Luis Carlos Durán Ríos (caja), Miguel León Olivarría (caja), Felipe “Choro” Rodríguez (corneta), Juanito Gutiérrez (Corneta), Francisco “Guacho” Candiani (caja), Luis Roberto Madero (caja), Dr. Héctor Candiani (corneta). Héctor Revilla (caja), Alfonso Cons (caja), Lic. Heriberto Ramírez del Castillo “ El Zurdo” (caja), Armando Valenzuela “el Plois” (caja), Ismael Cota (caja), Miguel Ángel Moreno “el Diablo”, (caja), MiguelLargoAcedo (corneta), Roberto Chan Alejo, (corneta), Jesús Angulo (corneta) y algunos más que lamento no recordar y a los que ruego me disculpen. 
         Haciendo un ligero paréntesis, no me puedo brincar el recuerdo de los conocimientos que adquirimos para poder forjar una caja (tambor), la preparación (mantenerlo una o dos semanas en el agua) el corte correcto, secado y montado sobre los aros de madera y los cilindros metálicos de lamina que le daban la resonancia que deseábamos “jalar” el encordado con guantes: en primer lugar para no maltratarnos las manos y en segundo para no manchar la cuerda de algodón color blanco, que debía estar lo suficientemente restirada y asegurada para que el cuero no se aflojara y sonara sordo, abrillantar con “braso”, pasta para pulir metales, los aros de metal cilíndrico y dejarlo como para encandilar en los desfiles o en ceremonias importantes.
         Con grasa y crema para pieles, sacarle lustre al “portacajas”, a la fornitura y al mandil que formaban parte de la vestimenta oficial de un bandero (elemento), dejarlos tan brillantes como las botas que debíamos portar como parte del uniforme.
         Tenía que comentar lo anterior porque si no mis antiguos compañeros no me lo habrían perdonado. 
         Enseguida y continuando con las festividades de fin de cursos, con el uniforme normal, un grupo de 40 (cuarenta) alumnos hicimos una tabla gimnastica con los viejos máuser que para la ocasión habían sido debidamente aceitados y pulidos, brillantes y deslumbrantes se convertían en una prolongación de nuestros brazos y con rítmico conteo al unísono formábamos una bonita estampa escolar, que a base de práctica diaria con el Prof. Carlos Espinoza Muñoz, (el “Largo”), adquiríamos  la destreza necesaria  para lucir en  esa fecha.
         Enseguida venía un baile popular que los alumnos integrantes del grupo de danza folklórica que bajo la dirección de la inolvidable maestra Migdelina Gil Samaniego, con ropajes festivos muy mexicanos, atendiendo las enseñanzas de tan recordada maestra, nos ganábamos el aplauso de los asistentes.
         El número fuerte del grupo de danza, durante más de tres años  lo constituía un número bailable ejecutado por las Cuatitas Aguilar que con sus vestidos blancos con gotas rojas o rojos con gotas blancas, llenas de holanes, giraban graciosamente  al ritmo de las castañuelas y la música española que emergía del tocadiscos.
         El colofón de la noche: los graduantes ejecutando el vals “Los Bosques de Viena”, las damas de vestidos de gasa o de tul, que sé yo, ampulosos: blancos, rosas o azules pastel, adornados con una enorme rosa en el pecho; los incipientes  caballeros con su traje azul marino o negro, bien boleaditos, peladitos y peinaditos  y por supuesto la maestra Migde dirigiendo los compases y los pasos.



         Y para terminar,  dirigirnos a el salón de baile alquilado para la ocasión, las palabras de despedida de un alumno distinguido y de cajón,  las del Sr. Director  Alfredo Eguiarte Flores, instándonos para que los conocimientos adquiridos en la escuela los aplicáramos en bien de la comunidad  y por supuesto en provecho de la familia.
         Al terminar los estudios de secundaria, en aquellos tiempos los amigos se alejan y se enfrascan en la lucha diaria, siguen su camino y continúan sus estudios profesionales, los más a buscar el modus vivendi en nuestra localidad o en algún lugar al que nuestras aptitudes nos lleven, pasan los años y dejamos de vernos pero el recuerdo siempre está vivo, a mis amigos de secundaria jamás los podre olvidar, a los que triunfaron, a los que sucumbieron atropellados por la vida, a los que se nos adelantaron y a los que nos seguimos viendo en este pueblo en la faena diaria que nos trata como a dados en cubilete de arriba para debajo de un lado para otro. Amigos los saludo y los recuerdo siempre.
         Me asalta la nostalgia cuando por necesidad tránsito por la calle Serdán y siento que como por arte de birlibirloque, de un momento a otro la decrépita avenida, estampa actual de la rúa de algún país de post- guerra, va a renacer  nuevamente a la vida, la alegría y movimiento de antaño, que va a revivir y la bandada de alegres y despreocupadas chiquillas como parvada de alegres pajarillos,  de uniforme blanco y rojo de la Prevo inundara sus banquetas confundiéndose con las bellísimas y elegantes empleadas de la banca y comercio y que “La  Nevería La Ideal”, “El Pradas”, el “Cine Noriega” como el “Ave Fénix” de las ruinas y escombros, batirán sus alas en pos de la vida.
         No es que los tiempos pasados me parezcan mejores, no señores definitivamente, todos los  tiempos ¡¡son mejores!! Sin duda alguna; cada uno de nosotros guardamos recuerdos y siempre estamos pensando en que lo pasado ha sido lo mejor, todos los días, cada amanecer nos traerá la esperanza y el gusto de vivir, nosotros, nadie más que nosotros, somos los responsables de crear los recuerdos buenos y malos.
Gracias
 Alumnos de la Vocacional en los Sesentas

6 comentarios:

  1. Al leer esos recuerdos inmediatamente me traslade a los años 65; Me toco en ese precisos edificio el primero de secundaria quizas fue el ultimo año que fue utilizado ese edificio, despues nos trasladaron unos meses a la escuela ubicada por Blvd Encinas y america, para posteriarmente terminar en la actual PREVO ubicada por Blvd Morelos. Recuerdo las caminatas diarias desde La escuela Cruz Galves hasta la Serdan para asistir a mis clases y por el camino al pasar por el mercado Mpal RESPIRAVA MUY PROFUNDO y me imaginaba comerme unos taquitos de barbacoa Y un vaso de chocomil. !!BONITOS RECUERDOS!!.

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  2. ARTICULO MUY SENSIBLE, MUY "TRANSPORTADOR" A ESA ÉPOCA.

    DE LOS NOMBRES QUE DA NUESTRO RELATOR, RECONOZCO SOLO AL DR. CASTILLO, (HERMANO DE NUESTRO "RUCO" CASTILLO) Y AL HERMANO DEL "PATAS" COTA .

    UN SALUDO AFECTUOSO Y CONTINUAMOS EN CONTACTO.


    Ing. Magdaleno Chávez González

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  3. Visiten la pagina de internet www.prevo.com.mx y 80aniversario.prevo.com.mx

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  4. muy bello su relato, felicidades logra transportar al lector a ese momento que compartio con sus compañeros, gracias por hacernos participes, me gusto mucho.

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  5. muy bello relato, evocador, gracias por compartirlo.

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  6. En esa escuela estuvo mi madre y me dió mucho gusto conocer a través de sus recuerdos que me transportaron a su tiempo y me imaginé los tiempos en que mi mamá acudía a esa escuela, y siempre la recuerda con mucho cariño. Ella cantaba con el Profr. José Sosa Chávez, "Socorrito Mendoza". MIL GRACIAS POR COMPARTIR TAN BELLOS RECUERDOS, LLENOS DE DETALLES. DIOS LO BENDIGA.

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