25 de enero de 2014

33 Momentos de Larry Bird.

Por: Laurtaun de Azumendi
Se cumplen 20 años de aquel cuatro de febrero de 1993, el día en que los Celtics de Boston subieron al techo del Garden el número 33 de uno de los jugadores más grandes de la historia del baloncesto: Larry Joe Bird (nacido en 1956).
A la fiesta se había unido, cómo no, su buen amigo Earvin “Magic” Johnson. Ataviado con uniforme exterior de los Lakers, entre Magic y Bird desabrocharon la chaqueta amarilla de Magic para mostrar debajo una t-shirt blanca de sus archirrivales Celtics y así hacer reír a Bird. Magic, dirigiéndose a su amigo y delante de todos los presentes que abarrotaban el pabellón, dijo: “Larry Bird dijo que habría otro Larry Bird, un día. Y Larry, permite que te diga, no, no habrá nunca,  nunca jamás otro Larry Bird.”
Larry Bird fue muy escueto en su discurso y entre otras cosas afirmó que había dedicado su vida al
baloncesto y a los Boston Celtics antes de dar las gracias a los presentes. Su número 33 subía al techo del Garden junto al 3 de su amigo, hoy fallecido, Dennis Johnson. Fue una ceremonia llena de carga emotiva que se celebró sin necesidad de que ese día los Celtics jugaran un partido. El Boston Garden se abrió exclusivamente para despedir a una leyenda viva de la franquicia.
1.- A pesar de que durante su carrera deportiva fuera conocido como “El Aldeano de French Lick”, Larry Bird había nacido en West Baden —localidad vecina de French Lick— y entre ambos pueblos de Indiana
transcurrió su infancia. Joe Bird y su esposa Georgia tuvieron seis vástagos, cinco de ellos varones, que fueron creciendo en un hogar donde siempre faltaba el dinero. Joe, excombatiente en Corea, saltaba de trabajo en trabajo incapaz de mantenerse en uno concreto. Carpintero, peón caminero, empleado de una gasolinera… antes o después, en todas partes le daban suela. Sufría de tremendas pesadillas a consecuencia de la guerra. Era un hombre divertido y muy abierto pero absolutamente atormentado por lo que había tenido que vivir en el frente. Joe, gastaba casi todo lo que mal ganaba en la botella y tuvo que aceptar un dia,  que Georgia, su esposa, ya no pudo más y  se divorciara de él. El tres de febrero de 1975, Joe —que había vuelto a vivir con sus padres— llamó a Georgia y en un escueto monólogo le aseguró que lo que iba a hacer les serviría de ayuda a ella y a los chicos. Le confesó que la quería y que siempre había sido así. Colgó y se hundió una bala en la cabeza.
Larry había cumplido los 18 apenas dos meses antes. Siempre ha confesado que lo sintió mucho pero que era capaz de comprender a su padre.
Continuarà...

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