Contra el Jefe de los Bad Boys Bill Lambeer |
Por Lartaun
de Azumendi
16.
Los Celtics visitaban la ciudad de Salt Lake City el 18 de febrero de 1985. Los
Jazz, aún sin Karl Malone y con un John Stockton que estaba
todavía haciéndose, caían por 94-110 ante Boston. Nada fuera de lo normal. La
noticia fue más bien por lo que no llegó a ocurrir. Con poco tiempo para
terminar el tercer cuarto, K.C. Jones decidió dar un descanso a su estrella.
Larry Bird había jugado 33 de los 36 minutos posibles hasta entonces y había
tenido una actuación sensacional con 30 puntos, 12 rebotes, diez asistencias y ¡nueve
robos de balón! Al comenzar el último cuarto Jones invitó a Bird a que saltara
a la cancha para conseguir un robo más y así convertirse en el segundo jugador
de la historia en lograr un cuádruple doble —e igualar a Nate Thurmond—.
Larry declinó la oferta. “Le pregunté si era importante para él conseguir la
marca y me dijo que no”, afirmó Jones tras el encuentro. A su vez, el propio
Bird añadía: “Si hubiese vuelto a ingresar en la cancha, habría estado
intentando conseguir el robo. Hemos venido a ganar un partido de baloncesto, lo
hemos hecho y ahora es tiempo para ir a la siguiente ciudad”. Los cuádruples
dobles se contabilizan desde 1973.
17. El tres de marzo de 1985 los Pistons visitaban el Garden. Las actuaciones de Isiah Thomas con 33 puntos y 11 asistencias o la de Bird, con 30 tantos y diez pases decisivos, pasaron inadvertidas al lado de un ‘Mister Automatic’ en estado de gracia. Kevin McHale no llevaba al triunfo a su equipo por 138-129 gracias a los 16 rebotes que capturaría esa noche sino más bien por los 56 puntos que fue capaz de anotar en una serie de 22/28 en tiros de dos y 12/13 en los tiros libres. Le entraba todo. Bird no hacía sino pasarle balones para que el ala-pívot de Minnesota engordara su estadística. Kevin había batido el récord de los Celtics en posesión del mismo Bird (53) conseguido en Boston ante Indiana dos años antes. “No hay muchas oportunidades en las que puedes conseguir tantos puntos. Kevin no volverá a conseguir anotar tanto probablemente nunca más. Hoy ha estado impresionante. Se lo merece”, declaraba Bird a la prensa. “Tendrías que haber ido a por los 60”, le dijo Larry a McHale. “No,
para qué”, le respondió Kevin. “Porque algún día puede que te arrepientas de no haberlo hecho”, sentenció el rubio. Nueve días después los Celtics visitaban Nueva Orleans para enfrentarse a los Atlanta Hawks. Los 10,079 espectadores del pequeño pabellón universitario de la ciudad estaban a punto de ver algo muy especial. Los Celtics se iban 65-60 por delante al descanso con 23 puntos del 33 verde. En el tercer cuarto, Bird añadió otros 19 más para un total de 42. Todo el equipo se puso a trabajar para que Larry no parara de anotar. Uno de sus tiros libres sirvió para sumar 57 y así superar los 56 de McHale de hacía nueve días quien le felicitó inmediatamente. En la última jugada del partido, un pase de Dennis Johnson servía para que Larry anotara una suspensión desde la bombilla al tiempo que sonaba la bocina. 60 puntos. “Te dije que tenías que haber ido por los 60, Kevin”, le espetó el de Indiana a McHale. Pero eso a Kevin le daba lo mismo. A Larry, no. Al menos, ese día en Nueva Orleans.
18.
El Chelsea era un bar de Boston que ya no existe hoy en día. Pero sí aquel 16
de mayo de 1985. Mike Harlow trabajaba como camarero en el Chelsea
y había sido jugador de football en la Universidad de Colgate.
Larry Bird y su amigo y mala influencia Nick Harris —acompañados
esa noche por el base Quinn Buckner— se las debieron de tener
tiesas con Harlow. La pelea comenzó dentro del bar para acabar en la calle en
la confluencia de la State Street y Merchant’s Row. Primero fue Larry quien se
pegaría con Harlow. Después, Harris. Un testigo no identificado declaró no
saber qué había pasado dentro del bar pero sí aseguró haber visto cómo Bird
había impactado un derechazo en la parte izquierda de la cara de Harlow. Según
el testigo, Larry iba ataviado con una gorra de béisbol con una insignia
prendida en la misma y vestido con una chaqueta de entrenamiento. Al parecer,
dos hombres le introdujeron rápidamente en el bar. Los periodistas que cubrían
la información de los Celtics, cayeron en la cuenta al día siguiente de que el
dedo índice de la mano derecha de Bird estaba muy hinchado pero él jamás dio
explicación alguna. De hecho, en ninguno de los libros más señeros acerca del
rubio de French Lick se habla una sola palabra del incidente. Lo cierto es que
durante los playoffs del 84 y el 86, Bird tuvo un 52% en
lanzamientos de dos, mientras que en ese año 85 y a partir del incidente solo
fue capaz de acertar en un 40% de las ocasiones. ¿Casualidad? Seguramente no.
¿Fue la razón por la que Boston cayó en las Finales contra los Lakers?
Probablemente sería una razón de peso. Hay quienes creen que sí. Lo cierto es
que el 33 de los Celtics sigue sin querer hablar del asunto.
19.
Pretendían los Lakers que las Finales del 85 fueran una revancha de las del año
anterior y para ello se quitaron de encima a los Suns (3-0), los Blazers (4-1)
y los Nuggets (4-1). Por el Este, los Celtics aceptaron el reto eliminando a
los Cavaliers (3-0), los Pistons (4-2) y los 76ers (4-1). Se estrenaba el nuevo
formato de las Finales de 2-3-2 en lugar del tradicional 2-2-1-1-1. Los Celtics
volvían a partir con el factor cancha a favor, si bien con este nuevo esquema
la ventaja se antojaba menor. El primer partido, que pasaría a la historia como
la “Memorial Day Massacre”, simplemente no existió. Los Celtics
arrasaron a los Lakers por 148-114 con un Scott Wedman perfecto. El fino
tirador suplente de Bird anotó los siete tiros de dos que lanzó y los cuatro
triples que intentó para 26 puntos. El segundo partido vio como un enorme
Kareem Abdul-Jabbar se exhibía con 30 y 17 rebotes para que los angelinos se
llevaran el choque por 102-109 tras irse al descanso con un 46-67 de ventaja.
Ya en tierras californianas los Lakers apalizaban a los Celtics con dos
protagonistas: Magic (17 puntos/9 rebotes/16 asistencias ) y otra vez Kareem
(26 puntos/14 rebotes/7 asistencias ) no daban ninguna opción a los vigentes Campeones
al imponerse por 136-111. El cuarto partido cayó del lado de los irlandeses por
105-107 con 28, 27 y 26 puntos de McHale, DJ y Bird. Pero en el quinto, el trío
Jabbar-Magic-Worthy anotaba 105 puntos y lograba poner a su equipo 3-2 en la
eliminatoria al vencer por 120-111. Aún había que volver a Boston para jugar el
sexto, y quizá el séptimo partido si los de K.C. Jones lograban ganar. Los 32 puntos y 16 rebotes de McHale y 30 tantos y
10 rechaces de Bird resultaron insuficientes para otra exhibición del trío
angelino con triple doble de Magic incluido (14/10/14). Era la primera vez que los
Lakers conseguían imponerse en Finales a los Celtics tras ocho derrotas
consecutivas. La alegría de los californianos era aún mayor que la ya de por sí
enorme decepción que sufrió un Larry Bird que volvía a perder ante Magic seis
años después de la final universitaria.
20.
Cuando a Bird le llegaba el turno de las vacaciones, nunca se iba a la playa.
Se le podía ver en su pueblo como a cualquier otro ciudadano haciendo las
labores propias de la casa o el jardín. Tanto es así que un día del verano de
1985 estaba cargando grava con una pala para fabricar el drenaje de la recién
construida cancha de baloncesto de su casa cuando supo que se acababa de hacer
daño de verdad. Podría haber pagado lo que hubiera hecho falta para contratar
los servicios de una cuadrilla de albañiles para realizar el trabajo, pero no.
Lo hacía él porque así había sido educado. Fuera millonario o no. Cuando su
compañero y amigo Quinn Buckner le llamó para hacer algo de ejercicio, Larry le
transmitió que no podía, que estaba metido en un problema. Con el tiempo los médicos
descubrieron que sufría de un problema congénito en la espalda. El canal que
conducía los nervios a la espina dorsal era demasiado estrecho y le causaría en
adelante numerosos problemas con dolores muy agudos. La imagen del alero de
Boston tumbado boca abajo en la Duela durante el último tramo de su carrera ha
quedado en la memoria de todo aficionado a la NBA. Bird nunca fue el mismo a
partir de aquella lesión.
21. Los Celtics se enfrentaban a los Rockets en un partido de pretemporada
en Hartford, Connecticut. En un
momento del encuentro Robert Parish se hace con un rebote en defensa y ve cómo
Larry Bird ya ha salido al contragolpe. The Chief lanza un
gran pase de béisbol que Bird recoge y combina con Sam Vincent que
venía acompañando por el centro. Bird penetra y recibe el balón de vuelta de
Vincent. Al genio de Indiana se le escapa un poco el esférico y tiene que
sujetarlo finalmente junto a la línea de fondo. Es en ese momento cuando se le
pasa por la cabeza la forma más rápida de lograr la canasta. Él se encuentra
por detrás del tablero así que lanza una parábola que hace que el balón entre
limpio en el aro. Swish! Uno de los árbitros del choque anula
la canasta —aún nadie sabe por qué— pero da lo mismo, está grabada y va a dar
la vuelta al mundo.
22.
En un intento por dar un mayor brillo al fin de semana de las estrellas, la NBA
decidió que en su edición de 1986 en Dallas, se iba a disputar el primer
concurso de lanzamientos de tres puntos. Los participantes escogidos
fueron: Dale Ellis, Craig Hodges, “Sleepy” Floyd, Norm
Nixon, Kyle Macy, Trent Tucker, Leon Wood (hoy árbitro de la NBA) y Larry Bird. Cuando los jugadores
estaban en el vestuario a punto de tener una pequeña reunión, apareció el que
faltaba, Bird. Entró y no dijo una palabra. Poco después dijo la frase que
pasaría a la historia: “Chicos, ¿quién de vosotros va a quedar segundo?”. Por
si eso no hubiera sido suficiente para meterse en la cabeza de sus
contrincantes, Larry comenzó a disertar sobre lo resbaladizos que eran los
balones tricolor —los que valían dos puntos—. “No puedo ni siquiera
agarrarlos”, añadió. Craig Hodges, Trent Tucker, Dale Ellis y el propio Bird
pasaron a semifinales con el de Indiana con el peor registro. Para la final se
clasificaron Bird y Hodges, este tras desempatar con Ellis. La gran final no
tuvo color con Bird anotando 22 puntos por solo 12 del entonces jugador de
Milwaukee. La gloria y el cheque eran suyos. Lo volvió a hacer los siguientes
dos años con especial relevancia en el tercero en Chicago durante el que no se
quitó la parte superior del chándal de los Celtics y levantó el dedo en señal
de victoria antes de que entrara el último balón, decisivo para derrotar a Dale
Ellis a falta de dos segundos para terminar su tiempo.
CONTINUARÀ...
CONTINUARÀ...
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